Seguidores

miércoles, 31 de agosto de 2011

Fin.

Las lágrimas corrían por sus mejillas. Su pelo rubio, empapado por la lluvia, estaba sucio y enmarañado. Miró hacía abajo y lo vio allí tendido entre sus brazos. Apenas podía respirar. Todo había pasado tan rápido. Recordaba haber estado en ese parque y ver al hombre vestido de negro sacando una pistola y apuntando hacía ella, no sabía de donde había salido tal vez la hubiese estado siguiendo. Algo se movió entre los árboles, era él, la empujo y ella cayó al suelo, dándose un fuerte golpe en la cabeza y dejándola inconsciente. Cuando se despertó, no recordaba nada de lo que había sucedido hasta que lo vio, allí tendido, bañado en un charco de sangre. Al principio pensó que no podría moverse, pero de algún moco sacó las fuerzas necesarias para ir hacia él, tambaleante. Al llegar junto a él, le cogió la cabeza con cuidado y la coloco en sus piernas, comprobó que aún respiraba. Y allí se encontraba, no podía creérselo, él la había cuidado desde aquel accidente y ella lo había amado tanto. Intentó llamar a la policía y a la ambulancia, pero su móvil no funcionaba. Escucho que le decía algo, pero era apenas un susurro así que acercó su oído a los labios de él.
-Te quiero.- le susurro. Todo se había acabado. Él había dejado de respirar. Su pecho no ascendía y descendía.
Cogió las llaves del coche y se dirigió hacía el. Cuando volvió a despertar sentía mucho frío, la vista la tenía borrosa, se encontraba en su coche boca abajo y supo que pronto se reuniría con él, ya que cada vez se estaba tornando más oscuro, hasta que la oscuridad la engulló.